¿Qué quieren comunicarnos la frustración y la decepción ante el fracaso?

¿Qué quieren comunicarnos la frustración y la decepción ante el fracaso?

La frustración y la decepción, dos emociones que habitualmente se consideran negativas, también tienen su función positiva cuando se viven en el momento presente y, después de haber cumplido su cometido, desaparecen.

Seguro que alguna vez has sentido la decepción de suspender un examen, la frustración de sentir que no has hecho lo suficiente para superar un proceso de selección, el sentimiento de haber fracasado cuando reparas que, algo que esperabas que ocurriese, ya no ocurrirá.

Esas emociones te habrán llevado entonces a superarte, a probar otra forma de hacer las cosas con determinación, te habrán impulsado con energía a moverte hacia adelante y a dejar de esperar algo que, sencillamente, no era para ti, o al menos no en ese momento.

La decepción y la frustración son poderosos catalizadores de crecimiento y nos impulsan a lograr nuestros objetivos sin quedarnos estancados mirando lo que no ha podido ser. Actúan como una llamada de atención hacia nuestras expectativas, pidiéndonos abrirnos a lo nuevo y a seguir probando los mejores caminos de llegar a lo que deseamos, o a lo que necesitamos, incluso a comprender si lo que creemos que deseamos es lo mejor para cada uno de nosotros…

Ese fuego que crece en nuestro interior tras una decepción, nos mueve hacia la acción. La incomodidad que experimentamos nos empuja a buscar soluciones y a superar los retos que la vida nos presenta, alimenta un fuerte deseo de mejorar, de definir nuevas metas y de actuar.

La frustración y la decepción, a menudo ponen en marcha nuestras habilidades innatas para resolver problemas de forma creativa. A medida que nos encontramos con contratiempos, nos vemos impulsados ​​a explorar enfoques alternativos, descubriendo nuevas perspectivas y estrategias que, de otra manera, no habríamos considerado.

Al abrazar y aprender de nuestras frustraciones y decepciones, desarrollamos un sentido más fuerte acerca de nosotros mismos, de los desafíos, obtenemos la energía para recuperarnos de lo que inicialmente sentimos como una caída más. Estas emociones son una oportunidad para aprender acerca de la importancia de adaptarnos y de perseverar.

Cuando superamos con éxito el reto de experimentarlas sin querer contenerlas y nos permitimos actuar motivados por ellas, la sensación de logro, satisfacción y realización puede ser increíblemente gratificante, alimentando nuestra motivación en los proyectos que emprendamos con posterioridad.

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