Cuando dices «lo intentaré» y cuando dices «lo haré» escribes finales alternativos para tu película

Cuando dices «lo intentaré» y cuando dices «lo haré» escribes finales alternativos para tu película

La próxima vez que quieras hacer algo di «lo haré». Aunque, si prefieres no comprometerte con el resultado, dando margen para el error y anticipando la dificultad del proceso, puedes elegir decir «lo intentaré».

Veamos algunos casos de uso para ejemplificar las diferencias entre ambos y si tendría sentido utilizar «intentar» en algún momento.

«Lo intentaré» = no quiero que ocurra

Imagínate que vas por la calle y te encuentras a un ex-compañero de trabajo, al que dices algo como «intentemos que no pase tanto tiempo antes de volver a vernos». En esta frase, tu mensaje interno será que aceptas que ese encuentro no vaya a ocurrir. De hecho, este sería uno de esos circunloquios para dar largas de forma socialmente aceptada, aunque ambas partes se queden satisfechas con una falsa intención superficial de volver a verse antes de seguir caminando, cada uno por su lado.

Alternativamente, si quisiésemos quedar, seríamos necesariamente directos, pasando a la acción con un «¿qué te parece volver a vernos el último sábado del mes que viene?», o cualquier otra propuesta similar.

«Lo intentaré» = no confío que lo consiga o no me apetece

Si alguien te pide un favor o te da una tarea y le respondes con un «intentaré hacerlo», estarás enviándote el mensaje de que crees que no puedes o que, directamente, no lo harás. Además, estarás enviando a tu interlocutor el mensaje de que, o bien no confías en tu potencial para hacer lo que te pide, o bien tienes poco interés en realizarlo.

Este uso se da también cuando nosotros mismos nos hacemos conscientes de la necesidad de un cambio personal y nos decimos «intentaré cambiar…» y variantes.

Habitualmente en estos casos de uso, la palabra «intentar» ratifica que está bien fracasar, pues enfrentarse a las emociones del fracaso sin esta seguridad anticipada, nos da miedo. Internamente, lo que realmente nos decimos para calmar ese miedo es «al final, no dije que lo haría, sino que lo intentaría» y esa será nuestra coartada.

Nota la diferencia:

Lo intentaré
Lo haré
«Este año voy a intentar comer más sano». «Este año voy a comer más sano».
«Intentaré dejar de fumar». «Empezaré hoy a dejar de fumar».
«Voy a intentar ir más al gimnasio». «Voy a ir más al gimnasio».

«Inténtalo» = sé que no lo conseguirás

A la hora de formular peticiones de forma indirecta, encontramos un nuevo matiz de este verbo de doble filo. Por ejemplo, si alguien te indica «intenta tocarte la nariz con el dedo índice de la mano derecha», recibirías el mensaje como algo extraño, asumiendo que el solicitante no te cree capaz de una acción que, si no tienes ningún tipo de discapacidad que te lo impida, te resultaría tremendamente sencilla.

Otra cosa sería si te dijese «intenta tocarte la nariz con un dedo del pie» o «intenta tocar el techo con tu pierna derecha». Aquí, el uso del verbo «intentar» sería el adecuado pues, en la mayoría de los casos, existiría una dificultad real (la flexibilidad y la altura de los techos).

Conclusión

Palabras como «intentar» nos indican, de forma transparente, lo que realmente pensamos ante una circunstancia y lo que, quizás, no siempre queramos admitir, ni siquiera a nosotros mismos.

Cuando la utilizamos de forma consciente, todo uso que le queramos dar será adecuado 🫣, pero cuando la utilizamos de forma inconsciente, en muchas ocasiones complicamos nuestra comunicación de forma innecesaria, dejando de comprometernos, generando duda y asumiendo el fracaso, apartando nuestra atención de los recursos que nos permitirían pasar a la acción y obtener mejores resultados con tan solo un cambio en nuestra comunicación.

Intenta hacer la prueba Haz la prueba durante un tiempo y observa el uso de este término en tu entorno. Comprueba por ti mismo si utilizar las alternativas sugeridas genera un cambio en cómo te sientes, armándote con la creencia de que harás (el ejemplo que sea) u observando cambios en cómo los demás responden a tu comunicación.

Ya sabes que la estructura superficial del lenguaje es un reflejo de nuestras emociones e intenciones subyacentes y, a la inversa, las palabras y expresiones que utilizamos afectan a nuestro estado de ánimo y al resultado de nuestra comunicación, pudiendo complicar o simplificar nuestras relaciones interpersonales. Por todo lo anterior, merece la pena intentar el cambio cambiar.

¡Muestra tu reacción!
+1
43
+1
0
+1
3

💌 ¡No te pierdas las novedades!


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *