Alternativas a decir «te lo prometo» que te ayudarán a educar y a vivir mejor (te lo prometo 🤭)

A la hora de educar, uno se da cuenta de inmediato de la carga de la palabra «promesa», que un niño puede llegar a utilizar por imitación como un «vale para todo» cuando quiere conseguir algo de inmediato, experimentar seguridad o reconocimiento.
Y, si no se le pone remedio a tiempo, lo llevará a su vida adulta para continuar la cadena, no sin antes frustrarse y decepcionarse en su camino al ir comprobando cómo sus promesas, y las promesas que recibe de los demás, van cayendo por su propio peso.
«Pero… ¡me lo habías prometido mamá…!… 😭
Porque todos sabemos que cumplir promesas es complejo pues, con ellas, estamos anticipándonos a algo que todavía no ha pasado y, hasta la fecha, yo no conozco ningún individuo capaz de garantizar lo que va a pasar, muy a pesar de la buena intención de muchos de los que lo intentan.
Dicho de otro modo, es igual de improbable decir «te prometo que me portaré bien» que decir «te prometo que me voy a comprar una casa frente al mar con 12 habitaciones y 17 baños, mañana» si la idea se me acaba de pasar por la cabeza. Es decir, puede que ocurra, pero existen bastantes probabilidades de que no…
En el mundo de los adultos la cosa va mucho más allá, pues la promesa lingüística adquiere nuevas formas, algunas más directas que otras («hasta que la muerte nos separe», «te garantizo que…», «lo haré después de…», «te juro que…», «pinky promise!», «no volveré jamás a…», etc.) pero lo importante es que, independientemente de la forma, genera una obligación para con la persona con la que te comunicas, particularmente cuando sirve de respuesta a un imperativo («dime…», «haz…», etc.). De hecho, bajo ciertas circunstancias legales, puede llegar a ser vinculante en los tribunales.
Por eso existen alternativas lingüísticas más reflexivas y menos limitantes, tanto para que el que utiliza este tipo de expresiones deje de auto-presionarse con una obligación a futuro, como para que el que ha sido prometido abandone el desencanto, la desilusión y el reproche de las promesas incumplidas.
Se trata de «mi intención es…», «me encantaría…», «haré lo que pueda para… aunque no lo garantizo» y alternativas similares.
«¿Me prometes que este verano iremos a la playa mamá?»,
«Mi intención es que así sea» / «Me encantaría, pero todavía no lo sé».
Podría ser muy tentador, mientras le pillas el truco, utilizar «lo intentaré» como alternativa a «te lo prometo», aunque esta expresión tiene sus propias connotaciones que nos alejarían del resultado objetivo. Si te interesa profundizar en ella, lee este otro artículo.
Es definitiva, si no sabes lo que va a pasar y quieres simplificar tu vida, no prometas 😉.

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