El mito de la predominancia de la comunicación no verbal sobre la verbal

Para hablar de la dicotomía existente entre la comunicación verbal (palabras) y la comunicación no verbal (tono, postura, expresiones faciales, entonación, volumen, etc.), existe un popular mito que indica que solo el 7% de nuestra comunicación es verbal, es decir, la importancia de las palabras y la estructura del lenguaje a la hora de comunicarnos con otros sería prácticamente nula.
Se trata del malinterpretado «modelo 7-38-55» de Albert Mehrabian, el cual se utiliza como una verdad absoluta pero, curiosamente, solo en su versión distorsionada, porque el modelo original poco tiene que ver con el titular que garantiza que el 93% de la comunicación es no verbal y que lo que decimos carece de prácticamente toda importancia en el proceso de comunicación humana.
El propio Mehrabian, conocedor de la distorsión, aclara este hecho en su web y, por extenso, en su obra «Silent Messages», donde indica que los resultados se refieren a experimentos surgidos exclusivamente de interacciones relacionadas con la comunicación emocional y que, específicamente, solo cuando una persona esté expresando emociones (particularmente aquellas relativas a «me gusta» / «no me gusta» algo) y exista ambigüedad entre el mensaje verbal y el no verbal, se podrían aplicar sus conclusiones. En ninguna otra situación relativa a la comunicación interpersonal.
Además, los estudios de Mehrabian no se centran en la importancia de las expresiones no verbales en el significado del emisor, sino en la forma de percibir estos mensajes por parte de los receptores. Es decir, en cómo las personas al otro lado del mensaje deciden con qué se quedan de la comunicación cuando surge conflicto entre lo que digo y lo que expreso corporalmente.
Por ejemplo, si digo «no tengo un problema contigo» (mensaje verbal) pero evito el contacto visual y mi respiración se acelera (mensaje no verbal), existiría una discrepancia entre lo que digo y lo que comunico corporalmente y, en este caso, las palabras perderían su importancia para un alto porcentaje de mis interlocutores (un 93% confiarían más en lo que no expreso con palabras en un caso así), lo cual no garantizaría ni que mi mensaje verbal tenga menos importancia que mis palabras, ni que mi mensaje no verbal esté siendo interpretado de forma correcta.
Por regla general, nos equivocamos al asumir que todo el mundo ha almacenado los mismos significados para palabras, expresiones faciales, gestos… cuando esos significados dependen de la percepción y experiencia únicas de cada individuo.
Entonces la regla original 7-38-55 de Mehrabian se resume del siguiente modo:
❌
El 93% de la comunicación humana es no verbal y el 7% verbal.✅ En el caso de inconsistencia entre el mensaje verbal y no verbal en una interacción relativa a emociones, es más probable que el receptor confíe en la forma de comunicación no verbal que en el significado literal de las palabras. En un escenario así, el 7% de la gente prefiere juzgar un mensaje basándose en las palabras elegidas, el 38% prefiere juzgar un mensaje basándose en la entonación y el 55% en las expresiones faciales.
Conocedor de estos importantes matices, un buen comunicador puede utilizar la comunicación no verbal para influir en sus relaciones, sin menospreciar la gran importancia de las palabras y de la estructura del lenguaje a la hora de comunicarse.

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