Utiliza la palabra «pero» con moderación, ¡es una mina antipersona!

Utiliza la palabra «pero» con moderación, ¡es una mina antipersona!

La palabra «pero» y el resto de conjunciones adversativas que le sirven de sinónimo (mas, empero, sino, aunque, sin embargo, no obstante…) tiene la mágica capacidad de complicar nuestra comunicación cuando no se utiliza conscientemente. Pero 😉, cuando uno aprende a utilizarla, la situación podría mejorar.

El uso de «pero» como goma de borrar

Por un lado, este tipo de palabras sirven de borrador para nuestro cerebro, es decir, hacen que nos centremos exclusivamente en lo que viene después. Por tanto, cuando alguien menciona el esperado «pero…», esta breve palabra funciona como un semáforo rojo que capta toda nuestra atención y nos mantiene alerta («¡atención, ahora viene la parte importante del mensaje!»).

Por ejemplo, cuando afirmamos y añadimos «pero» a continuación («muy bien por aprobar Matemáticas, pero… ¿qué pasa con ese suspenso de Lengua?», «has hecho una buena presentación, pero… no se ha entendido el mensaje final», «la sopa está sabrosa, pero… está un poco salada», etc.) nuestro cerebro se centrará en la parte final de la frase, la posterior al «pero», una palabra que anticipa una excepción que roba la atención sobre lo dicho antes de esta. Por tanto, aunque racionalmente respondamos con un «gracias» (o lo que nos surja), el mensaje interno será «no importa lo bien que lo haga, que solo se fija en lo mal que lo he hecho. ¡Para qué esforzarme en mejorar!».

La situación anterior puede reconducirse satisfactoriamente de forma muy sencilla reordenando nuestras afirmaciones. Así, no sería lo mismo para el receptor recibir un «eres buena persona, pero no eres el tipo de hombre que me gusta» (prevalece que no me gustas como hombre) que un «no eres el tipo de hombre que me gusta, pero eres buena persona» (prevalece que pienso que eres buena persona).  Es decir, si colocamos el comentario positivo después del «pero», nos centraremos en este.

El carácter juicioso del «pero»

A pesar de la posibilidad de reordenar lo que decimos para que el resultado de nuestra comunicación sea satisfactorio, el «pero» posee un carácter juicioso intrínseco que denota que hay algo de la realidad o de otra persona que cambiaríamos o mejoraríamos.

Es como una mina antipersona que lanzamos al otro y que, por mucho que sonriamos o cuidemos  nuestras afirmaciones al hablar, tiene grandes posibilidades de explotarle (o explotarnos a ambos) en la cara pues, cuando enviamos el mensaje de que nuestra percepción de la realidad es mejor, se pierde la sintonía en la comunicación y, muy probablemente, el receptor adquirirá una actitud defensiva que desemboque en un conflicto (su mensaje interno será: «se cree superior a mí»).

Dicho lo cual, cuanto menos utilicemos este tipo de palabras, adquiriendo técnicas como la vista en el «feedback sandwich» (si necesitamos apuntar explícitamente un comportamiento a mejorar) o en esta otra técnica para discrepar sin que nuestro interlocutor se sienta corregido, mejor.

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